Contenido sensible. Ésto sólo es una recopilación de las mejores Creepypastas. Poco a poco iré agregando nuevas creepys. Lindas pesadillas.
jueves, 28 de marzo de 2013
Recuerdo.
Hubo una vez que me pregunté: "¿Por qué mi hermana se encierra en su habitación?"
Pero ninguna respuesta concreta parecía llegarme a la cabeza.
"Estará jugando a las muñecas." Me decía a mi mismo para aliviar un poco la duda.
Sin embargo eso cambió una vez que nos mudabamos de habitaciones; Ella lloraba desconsolada al enterarse de tal noticia y en un momento que nos descuidamos, escuchamos el portazo que indicaba que ella se encontraba en su amado lugar privado.
Mi madre se preocupó, pero la risa de mi padre la tranquilizó, ya que él nunca se equivocaba y en esta ocasión exclamó para calmarse a sí mismo y de paso a nosotros: "Es solo una niña dramática."
Pero la duda me devoraba, así que me atreví a tomar un pequeño pedazo de metal lo suficientemente delgado para abrir el seguro de la puerta de mi hermana; Me dirigí de inmediato a la puerta y con cuidado y suavidad, para no espantar a la pequeña, logré abrirla.
Abrí los ojos de manera exagerada al observar a mi hermana con una sombra, que tocaba sus mejillas y parecía sonreirle; Detrás de ellos había un enorme agujero, al cual la sombra se dirigió de manera casi inmediata al verme, pero no lo hizo solo, si no tomando del brazo a mi hermana y cerrando tras ellos ese portal.
Desde entonces, mi familia olvidó a mi hermana, solo yo la recuerdo, lamentablemente estoy aquí, encerrado en este lugar solitario y suave... Lleno de enfermos, que quieren hacerme creer que soy igual que ellos.
Trampa.
Al terminar la Segunda Guerra Mundial, los habitantes de la ciudad de Berlín, en Alemania, tenían muy poco dinero, los recursos escaseaban y todos parecían estar hambrientos. En aquellos días, la siguiente historia se volvió muy popular entre la gente:
Una joven se encontró con un ciego en medio de la multitud y por casualidad entabló conversación con él. Después de varios minutos, el hombre le pidió un favor: entregar una carta al destinatario escrito en el sobre.
Como la dirección de la carta estaba de camino a su casa, la chica aceptó.
Parpadeó un segundo, y cuando se dio la vuelta para preguntar al ciego si había algo más que ella pudiera hacer por él; vio al hombre abriéndose paso entre la multitud muy aprisa, dejando atrás los lentes oscuros y el bastón. Esto la hizo sospechar de la situación, por lo que decidió acudir a la policía.
Cuando las autoridades localizaron la dirección escrita en el sobre, descubrieron un hecho grotesco. Tres carniceros habían estado despachando carne humana y vendiéndola a los berlineses hambrientos.
¿Y qué había en el sobre que el ciego le dio a la joven?
Simplemente una nota que decía: “esta es la última que te envío hoy”.
Rojo Carmesí.
Me encontraba calmada en mi suave y minimalista habitación blanca.
Es muy pacífico vivir aquí, casi nunca veo a mis amigos de por aquí, aunque está bien, los señores que vienen a verme dicen que me hace bien estar sola.
A veces es algo desagradable que me amarren por las noches, yo no me escaparía, este lugar me encanta.
No sé honestamente por que estoy aquí, pero es precioso, me agradan mucho mis compañeros de pasillo, sus vidas son muy interesantes, cada uno tiene una similitud conmigo... Nuestro color favorito es el rojo carmesí.
Aquí nada es de la exacta tonalidad que me encanta... Así que en un principio mordía mis muñecas y mejillas, para ver tal dichoso color, pero comenzaron a impedírmelo.
Así que al acercarme a otros ocasionalmente lograba ver tal sustancia con tal color.
Pero me prohibieron salir de aquí... Creo que hoy me las arreglaré con quien viene a alimentarme...
Es muy pacífico vivir aquí, casi nunca veo a mis amigos de por aquí, aunque está bien, los señores que vienen a verme dicen que me hace bien estar sola.
A veces es algo desagradable que me amarren por las noches, yo no me escaparía, este lugar me encanta.
No sé honestamente por que estoy aquí, pero es precioso, me agradan mucho mis compañeros de pasillo, sus vidas son muy interesantes, cada uno tiene una similitud conmigo... Nuestro color favorito es el rojo carmesí.
Aquí nada es de la exacta tonalidad que me encanta... Así que en un principio mordía mis muñecas y mejillas, para ver tal dichoso color, pero comenzaron a impedírmelo.
Así que al acercarme a otros ocasionalmente lograba ver tal sustancia con tal color.
Pero me prohibieron salir de aquí... Creo que hoy me las arreglaré con quien viene a alimentarme...
Cartas.
Querida Abby,
Nunca antes nos habíamos conocido, así que tal vez esto te parezca un poco raro, pero siento que es necesario. Mi nombre es Jay, para empezar. Trabajo en la caja cinco del supermercado de la Calle 67 —¿conoces el que tiene un estacionamiento demasiado grande para la tienda en sí? Ése mismo—. Tengo veinticuatro años, bastante alto y con un aspecto un poco desaliñado. Probablemente no me reconocerías si te hablase, no tengo una cara muy memorable. Je, realmente no sé por qué te estoy diciendo esto si te soy sincero… pero esta no es la razón por la cual te escribo.
Estaba trabajando hasta tarde ayer, fue un día normal la mayor parte del tiempo, pero estarías impresionada de saber lo interesante que este empleo puede ser a veces. Había estado leyendo un libro que mi compañero de la caja siguiente dejó olvidado. Una muy mala novela de misterio llena de clichés. Realmente aburrido si me preguntas. Pero, algo es algo supongo. Cuando te presentaste, sin embargo, mi noche entera cambió. No sé exactamente qué fue lo que llamó mi atención de ti, pero cuando te vi sentí una extraña sensación. Una mezcla entre la excitación y el terror, que sería la mejor manera en la que puedo describirla. Te vi entrar en mi línea y rápidamente me incorporé. Fue sólo en lo que te acercabas cuando me di cuenta de eso que me llamó la atención… eras totalmente hermosa. Te me pusiste en frente, dijiste «Hola» y me diste tu carrito. Pude notar por la forma en que hablabas y caminabas que no habías dormido muy bien, aunque no era extraño teniendo en cuenta la hora. Después de un segundo o dos de silencio incómodo, me percaté de que me habías saludado, y forcé un casual «H-Hola» para responderte. Me maldije mentalmente por eso.
Me quedé en mi lugar por un segundo, tratando de concentrarme. «¿Cuál es tu nombre?», dije. Un poco más tarde me di cuenta de lo raro que eso te podría haber sonado… Me alegro de haberlo hecho, de todos modos. Recuerdo que dijiste que te llamabas Abigail Marrot, pero que podía decirte Abby, ya que era tu nombre de pila. Abby, parecía encajar tan perfectamente. El nombre pareció rodar fuera de mi lengua mientras lo repetía en silencio. Era como miel dulce, se sentía bien con tan sólo decirlo. Parecías perpleja cuando te volví a ver, y me pregunté si había hecho algo que te hubiese molestado. «¿No deberías estar empacándolos?», dijiste, y apuntaste hacia los productos que pensabas comprar. De inmediato, sorprendido y avergonzado, me volteé en tu dirección y me disculpé, para luego empezar a guardar torpemente los productos en las bolsas lo más rápido que podía. No lo creía, ¿que tan estúpido era? Pero cuando vi arriba, me di cuenta de que estabas riéndote.
«Eres muy lindo», dijiste. Traté de mantener la compostura, pero estaba obviamente emocionado. «Tú también lo eres», dije, mientras acababa de llenar las bolsas con los alimentos que sobraban. A medida que te ibas, te diste la vuelta cuando abrías la puerta y dijiste «Buenas noches». Me imagino que parezco muy estúpido escribiendo todas estas cosas, probablemente lo recuerdas, quiero decir, pasó ayer. Pero me fui a casa estático esa noche y con toda la confianza del mundo. Siento que es casi irreal, escribiéndolo aquí.
De cualquier forma, quería escribir esta carta Abby, para decirte que te amo. No sé qué fue lo que sentí esa noche, fue una mezcla rara de emociones. Pero de lo que estoy seguro es que en esa pequeña interacción que tuvimos, sentí que había algo entre nosotros.
Te haré llegar esta carta en breve.
Atentamente, Jay.
Querida Abby,
Ha pasado una semana desde que te mandé mi carta y todavía no he recibido ninguna respuesta, pero eso no importa. ¿Cómo has estado? Mi vida ha estado igual de normal que siempre, levantarse, ir a trabajar, ir a la cama. Vivo en un departamento de mierda, pero supongo que eso es lo que consigues cuando trabajas de cajero en un supermercado. Pensé en ti demasiado últimamente, y a veces me pregunto si sigues recordándome.
Te vi de nuevo hoy en el trabajo, esta vez a una hora más razonable, por suerte. Viniste a mi línea de nuevo, lo que me hizo quedar totalmente encantado. Ahora estaba menos nervioso, iba a actuar normalmente, no importa qué dijeses o hicieses. Mientras caminabas hacia mí murmuraste algo tan silenciosamente que no pude entenderlo, y esperaste en el final de la barra a que guardase tus productos… Esto evidentemente no era lo que esperaba, pero tampoco era tan malo. De hecho, no parecías sentir nada en absoluto. Estaba esperando que me hablases o evitases como si tuviese la peste, pero seguiste tu camino como si yo fuese cualquier extraño. Esto me hace dudar de si recibiste mi carta, quizá deberías chequear tu buzón más a menudo.
Poco después de que terminase de empacar tus cosas, pagaste y caminaste hacia la salida. Claro, éste es un proceso muy normal para mí ya que lo hago 50 veces al día, pero me había determinado desde la noche que te escribí mi primera carta a socializar más contigo la próxima vez que te viese. No estaba satisfecho, tenía que lograr un progreso. Hay un pequeño cuarto en el extremo izquierdo opuesto a la entrada del supermercado, designado para el personal. Allí guardan todo el contenido tomado por las cámaras de seguridad, acerca del cual el personal hemos sido instruidos en nuestra inducción. Para mi suerte, hay una cámara situada justo al lado de mi línea.
Esperé a que el supermercado cerrase, y después entré. Tras inspeccionar algunas pantallas de televisión encontré la que daba vista de mi línea. Y luego de unos minutos de escanear, te encontré. Di pausa en el mejor ángulo que pude captar. Verte por tanto tiempo me hizo darme cuenta de lo perfecta que eras; cada rasgo de tu cuerpo, tu pelo, tu cara, tus piernas… Tu pecho, era simplemente perfección. Puse en reversa la toma de cuando pasaste por mi línea un par de veces, no podía evitarlo. Mis ojos estaban perdidos en la pantalla.
Después de algunos minutos de consideración, saqué la cinta, la puse en mi bolsillo, y volví a mi casa. Sabía que no estaba permitido, bien podía ser despedido por tales acciones, pero no podía evitarlo, Abby, te amo. Amo todo sobre ti. Pienso constantemente en ti. ¿Sientes lo mismo por mí, Abby?
Por favor, escríbeme de vuelta pronto.
Sinceramente, Jay.
Querida Abby,
Ya pasaron tres días y todavía no obtengo una respuesta. ¿Por qué no quieres hablarme? Sigo dudando de si te llegaron mis otras dos cartas, por favor dime si te llegaron.
Así que me han despedido, encontraron la cinta que faltaba. Recibí una llamada del jefe de la tienda a las seis de la mañana del lunes y me dijo que debía ir inmediatamente. Me convocó a una junta obligatoria para todo el personal. Cuando llegué, la mayoría se hallaban reunidos alrededor de una mesa con mi jefe a la cabeza de ésta. Una vez que no faltaba nadie nos dijo que se había producido un robo ayer, nos habían robado cerca de dos mil dólares en mercancías y las pruebas estaban en la cinta que había tomado… Sólo mi suerte. Nos dijo que nadie iba a salir de la habitación hasta que alguien confesase. Después de algunos minutos, finalmente cedí. Le conté todo, cómo me sentía sobre que tú y yo tuviésemos una conexión. Luego de contar mi historia, todos en la sala me veían asombrados. Esperé. De pronto, mi jefe rompió la tensión. «Jay, estás despedido. Vete y no vuelvas jamás», dijo.
Ese maldito idiota, siempre me trató como mierda. Ha estado sobre mis talones desde el día que me dieron el trabajo, juro que estaba esperando que cometiese algún descuido para poder justificar despedirme. Y la única vez que tengo un desliz se entera. ¿Por qué no me comprende? ¿Acaso no entiende que estamos hechos el uno para el otro? Cualquier hombre hubiese entendido, cualquiera en mi puesto hubiese hecho lo mismo, ¿verdad?
Te he estado buscando mucho últimamente, sin trabajo tengo todo el tiempo del mundo para aprender cosas sobre ti. Hoy conduje hacía tu departamento, se ve muy bien, mucho mejor que el mío. ¿Sabías que vives a sólo kilómetro y medio de mi edificio? Pregunté para verte muchas veces, pero me dijeron que no pasabas ahí todo el tiempo. Me sentía más y más desanimado, pero estaba decidido a verte de nuevo.
Después de unas horas de preguntar, opté por quedarme en el estacionamiento esperando a que vinieses, y después de varias horas esperando lo hiciste. Era tarde por la noche, creo que alrededor de las nueve. Te vi parquear tu coche y salir. Sentí una oleada de calor al ver tu cara de nuevo, sé que tengo la cinta para verte pero no se compara con verte en vida real. Me aseguré de grabarlo para más tarde cuando esté en mi casa, esta vez con una cámara de muy buena calidad. Quería capturar tantos detalles como fuesen posibles, no tenía idea de cuándo sería la próxima vez en que te vería y la cinta ya no era suficiente para mí.
No puedo sacarte de mi cabeza nunca más, nunca. Todo lo que hago es ver ese video que grabé de ti una y otra vez. Abby, quiero que estés conmigo siempre. Quiero despertarme en las mañanas y tenerte a mi lado.
No puedo esperar a verte de nuevo.
Con amor, Jay.
Querida Abby,
Tengo noticias muy emocionantes Abby, ¡me estoy mudando a tu departamento! ¿No estás emocionada? Podremos pasar horas y horas juntos, va a ser simplemente perfecto.
Déjame explicar, mi trabajo pagaba sólo lo suficiente como para que pudiese cancelar la mensualidad del alquiler y comprar alimentos cada semana. Debido a esto, he tenido poco o ningún dinero en mis ahorros, no estaba en condiciones de durar mucho más. Fui capaz de postergarlo algunos días, pero hoy fui desahuciado. Aunque me aseguré de traer conmigo mis cintas de ti y fotografías, y mi cámara por supuesto.
Realmente deberías decirle a tu casero que mejore su personal, pude pasar a los de seguridad fácilmente. Subí a tu habitación y toqué la puerta, pero nadie contestó, así que decidí entrar por otros medios. Me di cuenta de que hay un conducto de ventilación en la esquina inferior de tu habitación; no es raro teniendo en cuenta el calor que puede hacer aquí en verano. Supuse que tenía que haber algún tipo de escotilla por la que pudiese meterme. Después de algunos minutos de buscar, encontré una puerta al final de tu pasillo que se veía como un cuarto para el personal, y por suerte había una forma de entrar a los conductos desde ahí.
Me arrastré a lo largo de ellos hasta llegar a tu cuarto, era muy estrecho y era también muy difícil moverse por ahí, pero me las arreglé. Cuando llegué, sentí una oleada de éxito. Como las luces estaban apagadas y no alcancé a verte comprobé que no estabas en casa, pero soy paciente. Recorrí con la mirada todos los rincones de tu habitación, tratando de memorizar cada detalle. Tu olor me abrumó cada instante que pasé ahí, el cual había percibido las dos veces que viniste a mi línea en la tienda, pero nunca tan intensamente. Fue fascinante, no pude poner mi dedo en ello, pero me recordaba a algo, era casi como melocotones. Me he condicionado a ser extremadamente paciente, así que te esperé por horas. Puedo permanecer inmóvil por varias horas consecutivas, sin mover un músculo; nadie iba a fijarse en mí.
Entonces, finalmente llegaste a casa. Sentí una amplia sonrisa formarse en mi cara al segundo en el que oí la puerta abrirse. Allí estabas, mi amor. En ningún momento advertiste mi presencia, la luz en tu habitación parecía estar en el ángulo indicado para que no vieses nada en la rendija de la ventilación más allá de los primeros centímetros. Traté de contener mi excitación, pero empecé a respirar muy pesadamente. Traté de ocultarlo lo mejor que pude pero me fue difícil… De repente miraste directo a la rendija. Me silencié completamente. Después de unos segundos parecía que habías perdido el interés, eso me hizo sonreír. Este era el lugar perfecto.
Pude notar que te había incomodado sin embargo, durante toda la noche te levantabas para dar una mirada a la rendija. Las personas parecen tener un sentido que les hace saber si alguien está observándolas, puede llevarlas a tener un ataque de pánico. No trates de fingirlo Abby, puedo darme cuenta de cuando alguien está despierto, de cuando está tan asustado que se le hace imposible dormir. ¿Por qué estás tan asustada, en todo caso? Soy yo, ¿por qué te asustaría? Sabes que te amo. Lo sabes, ¿cierto?
Estoy ansioso por pasar todos los días contigo de ahora en adelante Abby; escribe de vuelta si puedes.
Con amor, Jay.
Querida Abby,
Te he visto despertar esta mañana, yo no pegué un ojo en toda la noche. Eres demasiado apasionante, me pasé la noche entera mirándote. No pude evitarlo… cada vez que intentaba apartar la mirada, mis ojos se dirigían de vuelta hacia ti en unos segundos. Tuve la tentación de salir para tener una mejor vista de ti varias veces en la noche, pero me resistí. No podía dejar que me descubrieses, no por ahora al menos.
Me pareció que te pasaste demasiado tiempo en el baño por la mañana, asumí que dándote una ducha o poniéndote maquillaje. No, ¿por qué harías eso Abby? Cualquier cosa que pueda cambiar tu aspecto natural sólo ocultaría tu verdadera belleza. ¿No quieres que todos vean lo que yo veo de ti?
Te marchaste poco después a trabajar, o eso creo. Tras reflexionarlo un momento, decidí salir del conducto. Deslicé mi mano por una de las rendijas y saqué los tornillos. La superficie de la rendija era muy lisa, así que fue fácil encontrarlos. Agarré uno y lo retorcí tanto como pude, y finalmente lo pude sacar. Hice esto con los otros y retiré la rendija.
La primera cosa que hice fue ir al baño. Me deshice de todo lo que pudieses usar para cubrir tu cara, esas cosas me repugnan. De esta forma todos verían cómo eres realmente. También encontré algo más ahí, tu cepillo para el cabello. Lo agarré y lo atraje a mi cara para examinarlo; era de un azul apagado, con un mango redondo de mucho espesor. Pero eso no me interesaba, los cabellos… eso era lo que me interesaba. Me tomé unos minutos sacando todos los que podía ver, y los alineé en tu repisa. Los conté, obtuve 59. Esto me satisfizo enormemente; los recogí y los guardé en mi bolsillo.
Pasé el resto del día revisando tus cosas para aprender más sobre ti, tus intereses y tal. Veo que eres una gran fanática de las películas. Encontré tu colección detrás de tu armario, tengo que admitir que es muy impresionante. Pero he encontrado algo allí que me hizo enfadar, una foto tuya con otro hombre. Me desgradó tan sólo mirarlo, abrazándote cómo si le pertenecieses. No te hará falta.
A eso de las ocho de la noche me pareció que lo mejor sería regresar al conducto de la ventilación, siempre sueles llegar a esa hora… Luego tuve otra idea. Miré hacia tu cama, las mantas estaban colgando por lo bajo, lo suficiente como para rozar el suelo. Así no podrías ver bajo la cama, a menos que las acomodases. Primero puse la rendija en su lugar, y luego me deslicé por debajo de tu cama con una sonrisa en mi cara. Cuando volviste estabas completamente pálida, y me di cuenta de que venías con alguien más. Te decía que escuchó ruidos venir de tu apartamento mientras no estabas. Me grité a mí mismo mentalmente, debía de ser más cuidadoso. Ir bajo la cama había sido una buena idea después de todo, ya que, obviamente, tu primer idea fue ir a ver por la rendija. Agradeciste a la persona y se fue. Por fin, estábamos a solas.
Aguardé en silencio hasta que te fuiste a la cama, me pareció una eternidad hasta que lo hiciste. Esa noche sería mi oportunidad de tenerte más cerca; pero fui cauteloso, esperé hasta que estuvieses profundamente dormida, y sólo entonces me deslicé fuera de la cama. Y te vi ahí postrada, te veías increíble. Cada curva de tu cuerpo era perfecta, cada pequeño detalle era hermoso. Te acerqué mi mano y empecé a acariciarte la cara, era tan suave como la seda. Estaba muy excitado, tu belleza era abrumadora. Poco a poco me bajé el pantalón y empecé a tocarme, traté de controlarme para no despertarte, pero me fue imposible. Sentía el más puro éxtasis, todo sobre ti era perfecto.
Regresé a mi lugar poco antes de que amaneciera. Me aseguré de prestar atención estos días, no viste mi carta más reciente Abby, simplemente no debes de chequear tu buzón. Haré un cambio, voy a dejar ésta en tu repisa.
Ah, me olvidé, estoy preparándote una sorpresa. Fíjate en tu armario después de leer esto.
Tuyo siempre, Jay.
Querida Abby,
Hoy pasé mi tiempo dándole los toques finales a tu sorpresa mientras estabas en el trabajo, realmente vas a amarlo. He puesto todo mi esfuerzo en ello, ¿sabes? Llegaste a casa a las ocho treinta de nuevo, y viste mi carta casi inmediatamente. Empecé a sonreír mientras la abrías, esperando a ver tu reacción. Te veías confundida al principio, después alarmada, y finalmente horrorizada. Empezaste a temblar violentamente y vi que empezabas a llorar… ¿No te gusto, Abby? ¿Por qué llorabas? ¿No me amas? ¿NO ME AMAS ABBY?
Todo lo que pasó después de eso fue un borrón. Volteaste al armario sin dejar de sollozar, como contemplando la opción de abrirlo o no. En su lugar, pasaste corriendo entre el armario y la puerta. Cuando volviste tenías todas mis cartas, que no tardaste en leer… bueno. En algún momento parecía que ibas a romperte y a hacerte un ovillo en el suelo. Estabas desesperada por decir algo, pero totalmente paralizada por el miedo. Después de unos diez minutos, te vi mirar bajo la cama, en el conducto de la ventilación, en cualquier lugar en el que pudiese estar. Verás, Abby, soy más inteligente que eso. Sabía que ibas a buscarme en esos lugares, así que encontré un mejor lugar después de terminar tu sorpresa. Nunca me encontrarás aquí, nadie lo hará. ¿No es genial? Puedo observarte para siempre y no hay nada que tú u otros puedan hacer.
Aunque, todavía no viste tu sorpresa Abby. Sé que aún seguías pensando en ello, te vi mirar al armario repetidamente. ¿Qué podría haber ahí? ¿Qué ibas a encontrar? Esto no podía durar para siempre, tú y yo lo sabíamos. Vi que caminabas lentamente hacia el armario buscando a tientas el mango para abrirlo. De súbito, lo agarraste firmemente y lo abriste.
Era un libro de recuerdos, de ti y de mí. Te vi pasar las páginas, parecías sorprendida. Nos saqué fotos juntos cuando no estabas mirando, fotos de ti durmiendo, fotos de ti en la computadora; esparcí los cabellos que coleccioné en él. También pegué fotografías de parejas juntos, con nuestros rostros, por supuesto. Y la fotografía de ti y ese estúpido al fondo, con su cabeza desgarrada. ¿No terminas de entenderlo, verdad, Abby? Nadie, NADIE puede tenerte excepto yo. Estamos hechos el uno para el otro, y para nadie más.
Te vi llorar por otros treinta minutos, y luego te paraste y corriste fuera de tu departamento. Volviste con muchos policías. Eso me desconcertó. ¿Por qué traerías a esas personas a nuestro cuarto? Ellos nunca me encontrarán, pero si lo hiciesen podrían arruinar todo. Todo mi trabajo en las últimas semanas sería en vano. Tú no quieres eso, Abby.
Estoy exhausto por el trabajo de hoy, y por más que te ame, necesito dormir.
Buenas noches Abby.
Con amor, Jay.
Querida Abby,
¿Ves lo que has hecho Abby? ¿VES LO QUE HAS HECHO? Me desperté a las ocho de la mañana y te vi haciendo tus maletas frenéticamente; estaba confundido al principio, pero luego entendí. Me estabas dejando. Ya no me amabas. ¿Cómo pudiste hacerme esto, Abby? Fuiste la única persona a quien quise en toda mi vida. No tenía una razón para vivir, pero cuando te conocí tuve un último deje de esperanza. Pensé que al fin tenía un propósito para continuar con mi vida de mierda. Y fuiste y tiraste todo eso por la borda. ¡¿Cómo pudiste Abby?!
Unos segundos después saliste de tu habitación. Yo salí de mi escondite y te seguí. Vi que arrojaste tus maletas en el baúl y te disponías a entrar a tu coche. ¿En serio creías que podrías librarte de mí Abby? No iba a dejar que te alejases, nunca dejaría que eso pasase. Tuve que golpear tu cabeza y noquearte para que detuvieras tu escándalo.
Estaba preparado en caso de que reaccionaras así. Reservé uno de los depósitos en las afueras de la ciudad el día en que decidí mudarme contigo. Nos llevé con tu auto hasta allí, te agarré y te traje dentro conmigo. Me tomó poco tiempo así que seguías inconsciente, me aseguré de revisar en tus bolsillos que no tuvieses tu celular. Te senté en la parte de atrás del pequeño cuarto y cerré la puerta. Llamé al propietario y le dije que había visitado mi depósito la otra vez y me había olvidado de cerrarlo, y le pregunté si no le molestaría cerrarlo por mí. Por supuesto, él dijo que sí y colgué. Luego tiré el celular en el suelo y lo pisoteé, para asegurarme de que nunca más funcionase. Poco después lo escuché venir y cerrar la puerta.
Alrededor de una hora más tarde, vi que empezabas a despertarte. La primera vez escuché un quejido muy débil, luego tu pierna empezó a moverse. Un poco después estabas completamente despierta. Cuando viste mi cara, empezaste a gritar, lo que luego disminuiste a un gemido, y luego a un murmullo. Ahí fue cuando lo viste, la otra cosa en el cuarto. Mi cuchillo. Era obvio qué hacía aquí, y después de un segundo de entendimiento te precipitaste a recogerlo.
Vi la muerte en tus ojos y dije «Abby, te amo»… y luego sentí el dolor punzante del cuchillo siendo introducido en mi cuerpo. Creo que lo sacaste y lo clavaste de nuevo con mucha fuerza. Pude sentirlo en cada momento, como un fuego ardiente en mi pecho. Caí en el suelo, riendo mientras tosía sangre. Te vi retroceder, temblando, y sentarte de nuevo en tu rincón.
Y ahora, mientras me siento sobre un charco de mi propia sangre escribiendo esto, me pregunto cómo saldrás. ¿Usarás el cuchillo para tomar tu propia vida? ¿O vas a dejar que el hambre te mate? De cualquier manera, estaremos juntos en la muerte Abby. Juntos desde el día en que te vi, hasta el día que ambos morimos. Y mientras estás sentada ahí, llorando, puedo decirte que llegué a una conclusión. Abby, esto es todo lo que quería, y por eso quiero decirte gracias.
Con amor, Jay.
Clifford Hoyt.
Clifford Hoyt, de 31 años de edad, quién sufrió severas heridas en un accidente automovilístico en 1999. Cuando recobró la conciencia después del accidente, le dijo a la enfermera que había muerto y había visitado el infierno, experimentando las horribles torturas que allí pasaban los condenados. Tras rehusar tratamiento psiquiátrico, Hoyt salió del hospital.
Algunas semanas después, los vecinos de Hoyt se quejaron de que este ponía música sin cesar toda la noche al propietario del edificio. Este subió y encontró a Hoyt en un chiquero de heces y completamente desnudo. el señor Hoyt estaba lúcido y se quejó cuando su arrendatario quiso llamar a la policía. Consciente del daño al inmueble.
Preocupado por los daños causados a su propiedad, tomo algunas fotografías. Después, contactó con la familia de Clifford, la cual aviso a las autoridades. Clifford dijo que los demonios del infierno trataban de capturarlo. Explicó que su cuerpo ardería sin cesar a menos que tocara música para espantar a estos demonios.
Únicamente salía de casa durante cortos períodos de tiempo para obtener los suministros mínimos necesarios con los que poder vivir, incluidos grandes bloques de hielo que usaba para calmar el ardor que sentía mientras trataba de dormir.
Los médicos atribuyeron el comportamiento de Clifford a los daños cerebrales sufridos en el accidente. A día de hoy, aun cree ser perseguido por los demonios. Reside en un centro psiquiátrico de Maryland, EEUU.
Muerto el perro, se acabó la rabia.
Había pocas cosas en la vida de las que Elena estaba segura, sin embargo de nada estaba más convencida que de su profundo odio por su madre. Solo pensar en esa mujer, que supuestamente debía significar el mundo para ella, le producía jaqueca y una sensación de cólera que tardaba minutos, casi horas, en calmarse.
Quizás no era para menos. La madre de Elena era una persona desagradable, de lengua hiriente y a quien le importaba poco otra persona que no fuese ella misma… aunque clamara que su amor por su hija era el más grande de todos. Pero además de esto la mujer tenía un demonio propio que la convertía en un ser torpe y agresivo, que se apoderaba de su cuerpo y de su mente en las situaciones más diversas y que venía envasado en una botella de vidrio. Botella que, tras treinta minutos de abierta, era reemplazada por otra y luego por otra.
Elena ya no podía llevar la cuenta de la cantidad de veces que tuvo que correr al médico porque su madre había bebido unas botellas de más que la llevaron a abrirse la cabeza contra algún mueble, la cantidad de noches que durmió con un bate bajo la cama para protegerse si era necesario, la cantidad de insultos que tuvo que escuchar. Con diecisiete años recién cumplidos la chica había vivido más de lo que a ella le hubiese gustado vivir. Su padre había muerto en un accidente de transito hacía ya cinco años y Elena se sentía completamente sola. Sentía como si el peso del mundo recayese sobre sus débiles hombros.
Acostada sobre su colchón y mirando hacia el techo taciturnamente, cada noche pensaba en encontrar una salida de aquel laberinto. Fabulaba fantasías prohibidas de pequeñas dosis de cianuro que accidentalmente se mezclaban con el champagne, pantuflas que se enredaban en las escaleras, tuberías de gas que eventualmente desarrollaban pérdidas y cigarrillos encendidos que las descubrían. Pensamientos que nunca quedaban más que en su mente y eran borrados por el sonido sordo de una silla que se golpeaba, un vaso que se caía, o gritos incomprensibles que salían de esa lengua trabada y pastosa que aparece después de la cuarta copa. Las lágrimas no dejaban de caer de los ojos de Elena, dejando su blanco cutis ardido y enrojecido, mientras las manos comenzaban a temblarle y un monstruo violento y voraz golpeaba su pecho intentando salir. “Acá vamos de nuevo” pensaba entre sollozos mientras echaba llave a su cuarto y se ponía sus auriculares para acallar el sonido. Si había algo que Elena odiaba además de a su madre, era su vida.
Luego de una hora, por lo general, el ruido cesaba y entonces ella bajaba a ver los daños: un plato roto, un televisor tumbado, una alfombra vomitada… eran los favoritos de su madre. Pero la imprudente mujer nunca recibía heridas serias. “Años y años te esperan de lo mismo” pensaba para sí misma la cansada adolescente, cuyo rostro ya comenzaba a mostrar el castigo del estilo de vida que su progenitora había escogido para ella.
Una fría noche de Julio, Elena hacía su habitual recorrido por los pasillos de la casa en busca del saldo de destrozos de la noche. Cuando llegó a la cocina su corazón dio un tumbo y comenzó a galopar en su pecho. Allí estaba su madre, inerte en el suelo, descansando en un charco de sangre. “Muerto el perro se acabó la rabia” pensó y esbozó una pequeña sonrisa. Con una sensación que le pareció eufórica, se acercó corriendo hacia la mujer y le tomó el pulso. Normal. Solo tenía una herida superficial en la cabeza… de esas que sangran demasiado para el tamaño que tienen. Sintió desilusión. Sí, ese sentimiento era desilusión, no había la menor duda sobre eso.
“Muerto el perro, se acabó la rabia”, volvió a pensar mientras se retiraba. La solución ya era ineludible… su madre no moriría sola y ella no quería vivir una vida donde tuviese que hacerse cargo de ese pesado bulto que olía a whisky barato.
No se detuvo a pensarlo. Solo iba a esperar que su madre estuviese despierta y sobria. Quería que tuviese el nivel de consciencia suficiente como para entender qué ocurría y por qué era su culpa lo que estaba pasando.
Esa noche no durmió. Su cuerpo se estremecía de gozo al pensar que pronto todo su sufrimiento terminaría.
El sol salió, y ella se preparó para la acción. Tomó el bate oxidado que guardaba bajo su cama y se sentó a esperar el sonido de la cafetera poniéndose en marcha. Su estomago empezó a darle golpes de excitación cuando por fin escuchó el crujir de los granos de café que se molían… “Yo te quitaré la resaca, no te preocupes”, pensó mientras sonreía.
Caminó lentamente, saboreando cada macabro instante. Llegó a la cocina y entró. Su madre, que se dio vuelta a saludarla cuando escuchó sus pasos, la miró asustada y ahogó un grito en cuanto su hija alzó el bate por sobre su cabeza.
Elena descargó el bate contra la piel y sintió cómo los huesos crujían y se rompían. Lo levantó y lo volvió a bajar con una fuerza sobrehumana, una y otra vez, sobre cuanto lugar pudo. Las piernas y los hombros eran los lugares a los que menos le costaba atinarle. El placer era inmenso, sentía como si sus problemas se enjuagaran en una catarata de sangre. Los gritos y plegarias de su madre eran cada vez más fuertes. Golpeó la cabeza y la abrió, pudo sentir los sesos derramándose en sus manos. La sangre le empapó el rostro y ella se relamió con macabro regocijo. Siguió golpeando brutalmente hasta que dejó de escuchar los gritos. Allí en el charco de sangre, abatida por la emoción, se dejó caer, exhausta.
Cuando los oficiales de policía llegaron a la escena se llevaron una desagradable sorpresa. Arrestaron inmediatamente a la mujer con síntomas de ebriedad y largo historial clínico, negándose a creer sus disparatadas excusas. Después de todo, ¿quién sería capaz de apalearse a sí mismo hasta la muerte?
Sótano.
Me encontraba solo en casa por el fin de semana, trabajando, mientras que mi familia había salido de vacaciones. Eran cerca de las dos de la madrugada y me desvelaba viendo una película de terror en la oscuridad de mi sótano. Tenía la intención de realmente asustarme y ver qué tanto miedo podía resistir, aunque sabiendo que estaba seguro en mi hogar.
Fue entonces cuando escuché el ruido de pisadas en el piso de arriba. Ésta era una molestia frecuente cuando mi familia estaba en casa; cada vez que pasaban por el pasillo principal, y a un lado de la puerta del sótano, escuchaba sus pisadas. En esta ocasión vez el miedo me abordó al instante que percibí el sonido. Mi reflejo fue apagar inmediatamente el televisor… quien quiera que fuese, no habría alcanzado a ver ninguna luz.
Escuché la perilla de la puerta del sótano girar y la puerta abrirse en lo que permanecía inmóvil en oscuridad absoluta. Me moví muy lentamente para no emitir ningún sonido, y me posicioné detrás de nuestro gran televisor. Mientras me acercaba a él, centímetro a centímetro, noté horrorizado que su pantalla negra conservada un débil brillo. Escuché pisadas bajando por las alfombradas pero ruidosas escaleras.
Me congelé en mi escondite, escuchando. Por varios largos minutos, no oí nada. ¿Pudo el intruso ver el brillo del televisor, o éste se había desvanecido a tiempo? ¿Se encontraba de pie en la más pura oscuridad intentando escucharme? Me pareció quedarme ahí en completo silencio por un interminable periodo de tiempo. Mi pánico comenzó a desvanecerse, y ya podía pensar con mayor claridad.
¿Realmente había escuchado un intruso? El sótano estaba tan increíblemente callado que el silencio en sí comenzaba a herir mis oídos. De haber un intruso, aún permanecía en el sótano, puesto que las escaleras crujen, la perilla rechina y no fue capaz de evitar el ruido de sus pisadas en ningún momento antes de llegar aquí.
Empecé a contar en mi cabeza, tratando de pasar el tiempo, mientras baba caía de mi boca sobre la alfombra —no me arriesgaría a delatar mi presencia tragando—. Conté hasta sesenta segundos, dos veces, tres… treinta veces… sesenta… Para entonces mi miedo se había ido y estaba más confundido que otra cosa. Estimé que había pasado por más de dos horas en la oscuridad, y aún no escuchaba nada. De haber un intruso, nada de esto tenía sentido… Finalmente, decidí que tenía que moverme. Si no hacía nada el sol saldría eventualmente y brillaría a través de las pequeñas ventanas del sótano… y, peor aún, comenzaba a oler algo horrible y empalagoso.
Lentamente, siempre muy lentamente, gateé hacia las escaleras apoyándome en la pared. Si alguien estaba parado en la oscuridad, debería ser capaz de rodearlo y luego huir a través de las escaleras. Mientras tanto, el hedor se hacía más fuerte.
Justo cuando me acercaba a las escaleras, hubo un gran estrépito, como de algo cayendo o colapsando sobre el suelo. Fue en ese momento que me precipité hacia las escaleras, corriendo hacia la puerta abierta del sótano y mi completamente abierta puerta principal. Ahora seguro de que alguien estaba en mi casa, llamé a la policía con mi teléfono celular, y observé mi hogar desde la distancia.
La policía llegó. Revisaron el interior de la casa y luego volvieron para interrogarme con un semblante severo. Habían encontrado un cuerpo en la casa: mi anciano vecino, quien pareció haber muerto de un ataque al corazón. Sus sospechas eran que yo tuve que haber dejado la puerta principal sin seguro, y él debió de recorrer mi casa mientras moría, buscando ayuda. Al principio me sentí pésimo, creyendo que me había escondido en la oscuridad de un pobre viejo que literalmente moría a metros de distancia.
Luego se me ocurrió, ¿qué diablos había sido ese fuerte ruido de algo cayendo, eso último que me hizo correr despavorido hacia las escaleras y fuera de la casa? Le pregunté a la policía y me lo confirmaron. La puerta trasera de mi casa había sido forzada, y junto a ella encontraron las huellas lodosas de pies descalzos. De alguna forma, por alguna razón que nunca conoceré, había alguien más en el sótano con nosotros… silencioso, esperando, y escuchando en la oscuridad sobre el cadáver fresco del anciano.
Fue entonces cuando escuché el ruido de pisadas en el piso de arriba. Ésta era una molestia frecuente cuando mi familia estaba en casa; cada vez que pasaban por el pasillo principal, y a un lado de la puerta del sótano, escuchaba sus pisadas. En esta ocasión vez el miedo me abordó al instante que percibí el sonido. Mi reflejo fue apagar inmediatamente el televisor… quien quiera que fuese, no habría alcanzado a ver ninguna luz.
Escuché la perilla de la puerta del sótano girar y la puerta abrirse en lo que permanecía inmóvil en oscuridad absoluta. Me moví muy lentamente para no emitir ningún sonido, y me posicioné detrás de nuestro gran televisor. Mientras me acercaba a él, centímetro a centímetro, noté horrorizado que su pantalla negra conservada un débil brillo. Escuché pisadas bajando por las alfombradas pero ruidosas escaleras.
Me congelé en mi escondite, escuchando. Por varios largos minutos, no oí nada. ¿Pudo el intruso ver el brillo del televisor, o éste se había desvanecido a tiempo? ¿Se encontraba de pie en la más pura oscuridad intentando escucharme? Me pareció quedarme ahí en completo silencio por un interminable periodo de tiempo. Mi pánico comenzó a desvanecerse, y ya podía pensar con mayor claridad.
¿Realmente había escuchado un intruso? El sótano estaba tan increíblemente callado que el silencio en sí comenzaba a herir mis oídos. De haber un intruso, aún permanecía en el sótano, puesto que las escaleras crujen, la perilla rechina y no fue capaz de evitar el ruido de sus pisadas en ningún momento antes de llegar aquí.
Empecé a contar en mi cabeza, tratando de pasar el tiempo, mientras baba caía de mi boca sobre la alfombra —no me arriesgaría a delatar mi presencia tragando—. Conté hasta sesenta segundos, dos veces, tres… treinta veces… sesenta… Para entonces mi miedo se había ido y estaba más confundido que otra cosa. Estimé que había pasado por más de dos horas en la oscuridad, y aún no escuchaba nada. De haber un intruso, nada de esto tenía sentido… Finalmente, decidí que tenía que moverme. Si no hacía nada el sol saldría eventualmente y brillaría a través de las pequeñas ventanas del sótano… y, peor aún, comenzaba a oler algo horrible y empalagoso.
Lentamente, siempre muy lentamente, gateé hacia las escaleras apoyándome en la pared. Si alguien estaba parado en la oscuridad, debería ser capaz de rodearlo y luego huir a través de las escaleras. Mientras tanto, el hedor se hacía más fuerte.
Justo cuando me acercaba a las escaleras, hubo un gran estrépito, como de algo cayendo o colapsando sobre el suelo. Fue en ese momento que me precipité hacia las escaleras, corriendo hacia la puerta abierta del sótano y mi completamente abierta puerta principal. Ahora seguro de que alguien estaba en mi casa, llamé a la policía con mi teléfono celular, y observé mi hogar desde la distancia.
La policía llegó. Revisaron el interior de la casa y luego volvieron para interrogarme con un semblante severo. Habían encontrado un cuerpo en la casa: mi anciano vecino, quien pareció haber muerto de un ataque al corazón. Sus sospechas eran que yo tuve que haber dejado la puerta principal sin seguro, y él debió de recorrer mi casa mientras moría, buscando ayuda. Al principio me sentí pésimo, creyendo que me había escondido en la oscuridad de un pobre viejo que literalmente moría a metros de distancia.
Luego se me ocurrió, ¿qué diablos había sido ese fuerte ruido de algo cayendo, eso último que me hizo correr despavorido hacia las escaleras y fuera de la casa? Le pregunté a la policía y me lo confirmaron. La puerta trasera de mi casa había sido forzada, y junto a ella encontraron las huellas lodosas de pies descalzos. De alguna forma, por alguna razón que nunca conoceré, había alguien más en el sótano con nosotros… silencioso, esperando, y escuchando en la oscuridad sobre el cadáver fresco del anciano.
miércoles, 27 de marzo de 2013
Mi mujer y la muñeca de porcelana
Recuerdo de manera perfecta aquél día, ella se encontraba tan radiante y hermosa, como siempre.
"Q-quiero esa..." Dijo mientras apuntaba a una pequeña muñeca de porcelana, con la piel blanca, como ella, unos preciosos ojos azules y un cabello dorado tan brillante como el sol.
A mi mujer le aterraban las muñecas de porcelana, sin embargo sentía una increíble fascinación por estas mismas y me pidió que le comprase una para "Superar su miedo".
Cuando ella la tomó, su frente sudó un poco y sus ojos quedaron clavados a los de la muñeca; Pagué esta misma y nos fuimos del lugar.
Al llegar a casa, mi chica colocó la muñeca en un pequeño estante frente a la sala, justo a la derecha del televisor.
Su vestido verde combinaba con el color de la pared y mientras nosotros veíamos películas o de igual manera jugabamos algún videojuego, la muñeca nos observaba fijamente, parecía interesarse en nuestras vidas.
Los días pasaban y una noche, mi mujer me despertó.
"La muñeca no está en el estante, amor... ¿Tú la moviste?" Me preguntó con sudor en su frente.
-Para nada, mi vida... Está donde siempre, debiste haberla movido dormida o simplemente se cayó del estante, ven y duerme.-
Ella me miró a los ojos y luego me abrazó fuerte, quedándose dormida unos minutos después.
Conforme los días pasaban, los "sucesos extraños" parecían acrecentarse.
Mi mujer decía escucharla e incluso haberla visto caminar por los pasillos de la casa con un cuchillo en su pequeña mano de porcelana.
Los sucesos llegaron a tal punto, de sucedernos incluso al hacer el amor; Ella juró haberla visto en la habitación observandonos.
Decidimos un día tirar la muñeca y así lo hicimos; La pusimos en una bolsa de basura y la colocamos en la salida de la casa.
Semanas después de tranquilidad, mi mujer dijo haberla visto y una vez más los eventos extraños continuaron.
Ella decaía cada vez más, al punto de que con tan solo halar su cabello, este se caía a pedazos; Su cara se transformó en la de una mujer descuidada y enferma, su sonrisa ya no aparecía ni cuando le decía algo romántico y por supuesto, su apetito sexual desapareció por completo.
Recuerdo aquél día como si fuera ayer, ella estaba en la habitación, observando a la muñeca y con una sádica sonrisa, entonces su cabeza dio una vuelta de ciento ochenta grados y sus ojos observandome me aterraron.
Al cerrar los ojos y abrirlos, la observé de nuevo como siempre, sosteniendo la muñeca, en la tienda...
"Q-quiero esa..." Dijo ella.
-Oh, amor... Lo lamento, olvidé la billetera.-
Por: Héctor "skull" Nájera.
El Gato Sin Ojos.
"Escribo esto por que no tengo nada mejor que hacer, por que necesito que sepan la verdad y por que es lo único que el me deja hacer.
Lo que ocurrió es tan bizarro, paranormal e ilógico que no podría imaginar que mucha gente crea lo que estoy por contar. Soy un escritor de una editorial muy exigente, justo había terminado una buen libro de auto superación, pero tenía errores y me habían obligado a corregirlos para entregarlo de nuevo una semana después.
Siempre fui un amante de los animales y no estoy en mi ciudad natal, vine por que en esta ciudad esta el plantel principal de la editorial, solo estoy de viaje y vengo de lejos, no pude traer mis mascotas por lo largo del viaje, estoy en un pequeño departamento sin compañía, iba directo a una tienda de mascotas para conseguir un compañero temporal, y no sentirme solo mientras estaba encerrado arreglando los pequeños errores del libro
Camino hacia el lugar me tope con un gato, no tenia ojos, extrañamente no me dio miedo, incluso me dio lastima, así que decidí tomarlo. Justo ahora me arrepiento de haberlo hecho.
“Lo lleve a revisar a con un veterinario para ver que no tuviera algo grave, solo tenia una pequeña infección en la pierna, pero apenas estaba emergiendo, así que fue fácil erradicarla, en la sala del veterinario era fácil notar que yo era el único al que no le daba asco la situación del gato, nunca le puse nombre, tanto por que no me dio tiempo, como que todavía no me quería encariñar tanto con el.
Una vez en casa lo deje que jugara libre por el apartamento, a pesar de estar ciego parecía saber exactamente donde estaba y como moverse por el lugar, no me pareció extraño, solo pensaba en lo prepotente que se ha de sentir el pobre animal.
Mientras el jugaba, yo comencé a corregir los primeros errores del libro en mi laptop. Inmediatamente me fui a dormir, todo normal, fue a la mañana siguiente cuando todo comenzó.
Créanme o no, cuando desperté, había frente a mi, yo volteando directamente al techo, un hombre viéndome a los ojos, parado a un lado de mi cama, o eso creía que hacía, pues ese hombre no tenia ojos con que verme, solo veía un par de cuencas vacías, grite como cualquier persona normal lo haría, estaba paralizado, en eso el hombre se deja caer al piso para andar a cuatro patas, se acurruca en una esquina, saca de su bolsa una libreta con una pluma y comienza a escribir.
Tuve la fuerza de levantar la cabeza, el hombre no reaccionó, poco a poco me levante, aprovechando lo concentrado que estaba él en su libreta, me acerqué a la puerta y la intente abrir, tenia algo abajo que lo atoraba, intente sacarlo, cada vez con mas desesperación y sin ningún efecto positivo.
Me acerqué a la ventana, estaba tapizada de mucho papel de libreta, era la base en la que había comenzado a escribir mi libro, apenas pocos rayos de luz entraban, lo suficiente para iluminar la habitación, intente quitarlos pero parecían estar perfectamente aferrados a la ventana, la golpeé sin un buen resultado.
Volteé y desde su esquina el hombre me estaba observando fijamente, con la fuerte oscuridad interna de sus ojos, con mucho miedo y temblando demasiado me esforcé en preguntarle: “¿quien eres?, ¿qué quieres de mi?” recibí un fuerte maúllo a cambio, me hizo pensar un poco y busqué un poco en el cuarto, aun temblando y con su mirada inexistente, fija y penetrante encima de mi, no veía al gato ciego en ningún lado, entonces lo noté, aquello que tanto me observaba era mi gato
Al notar que me había dado cuenta de lo que ocurría, el se me acercó, yo desesperado intentaba alejarme de el en vano, y se arrulló conmigo ronroneando, a estas alturas yo estaba a punto de llorar, cuando vi que se durmió, intenté pensar alguna solución, en ese momento no pude hacer nada, pues si me movía seguro el se despertaría, sin saber como ni porqué, caí dormido.
Desperté y el estaba de nuevo en su esquina escribiendo en su pequeña libreta, esta vez volteando hacia mi varias veces para luego continuar escribiendo en su libreta, me levante, esta vez con mas confianza por que note que el no planeaba hacerme daño, me dio hambre, entonces volvió el pánico de nuevo, estaba encerrado en mi propia habitación, no podía salir a la cocina, no tenia que comer.
Mientras pensaba esto escuché un pequeño crujido, era el estomago del gato, los dos volteamos al mismo punto, su pansa, luego el me volteó a ver a mí, sin nada que hacer, y yo con los nervios de punta por su mirada oscura tan penetrante le dije un poco tartamudo: “no puedo salir a la cocina, solo si me dejas salir podremos comer” al oir esto me observó por dos segundos mas y volvió a su libreta, pensé y busqué soluciones, no había ninguna, estaba y sigo encerrado aquí, con él.
Solo pude pensar en una cosa, en un solo plan: que me rescataran, en menos de una semana la editorial notara que no aparecí, intentaran contactarme, no responderé, hablaran a la policía e irrumpirán aquí, si el gato pudo volverse humano, o humanoide, o lo que quiera que sea eso, podrá volver a lo que antes fue, entonces parecerá que simplemente me encerré yo solo aquí, y el gato saldrá inocente y atrapara a alguien mas, en este momento comienzo a escribir esto, para que cuando entren aquí y me vean muerto de hambre, lean esto y se encarguen del maldito gato.
Han pasado tres días de lo ultimo que escribí, muero de hambre y parece ser que el también, pero no hace nada, sigue escribiendo, sigue observándome, pareciera que me analiza, soy su experimento, soy su muñeco de prueba, ¿Qué quiere de mi?, ¿por qué hace esto?, ¿no fui al único al que se lo ha hecho?, quiero salir de aquí, quiero que ese gato se aleje de mi, no le puedo hacer nada, no cambiaria nada, seguiré atrapado aquí si lo mato, debo seguir su juego, terminar su prueba, quizás así me deje salir, quizás así quede en libertad, solo debo esperar, dejarlo a el terminar, no preocuparme y seguir tranquilo, estoy al borde de la locura, ayuda por favor, AYUDA, AYUDENME, NO QUIERO SEGUIR AQUÍ, AYUDA!”
Texto encontrado junto a un cuerpo dentro del departamento, el cuerpo se encontró en la cama, sobre el un gato negro y sin ojos, al cuerpo le faltaban partes de su piel, debajo de las manos habían restos de carne, los policías antes de leer esto creían que el estrés había llevado al escritor al borde de la locura, para encerrarse el solo y alimentar a su gato y el mismo con su propia carne, el diario encontrado a un lado del cadáver dio a entender otra cosa, en cuanto los policías entraron al cuarto el gato volteó y los miró con la profunda oscuridad de sus cuencas vacias, miro fijo a uno de los policias allí presentes y extrañamente ese fue el único al que el pánico no poselló, tomo al gato entre sus brazos mientras registraban el lugar, al irse todos, y que nadie aun leyera el diario, ese policía se fue directo a su casa con el felino, desde hace 4 días no se tienen noticias de el ni de su familia.
Lo que ocurrió es tan bizarro, paranormal e ilógico que no podría imaginar que mucha gente crea lo que estoy por contar. Soy un escritor de una editorial muy exigente, justo había terminado una buen libro de auto superación, pero tenía errores y me habían obligado a corregirlos para entregarlo de nuevo una semana después.
Siempre fui un amante de los animales y no estoy en mi ciudad natal, vine por que en esta ciudad esta el plantel principal de la editorial, solo estoy de viaje y vengo de lejos, no pude traer mis mascotas por lo largo del viaje, estoy en un pequeño departamento sin compañía, iba directo a una tienda de mascotas para conseguir un compañero temporal, y no sentirme solo mientras estaba encerrado arreglando los pequeños errores del libro
Camino hacia el lugar me tope con un gato, no tenia ojos, extrañamente no me dio miedo, incluso me dio lastima, así que decidí tomarlo. Justo ahora me arrepiento de haberlo hecho.
“Lo lleve a revisar a con un veterinario para ver que no tuviera algo grave, solo tenia una pequeña infección en la pierna, pero apenas estaba emergiendo, así que fue fácil erradicarla, en la sala del veterinario era fácil notar que yo era el único al que no le daba asco la situación del gato, nunca le puse nombre, tanto por que no me dio tiempo, como que todavía no me quería encariñar tanto con el.
Una vez en casa lo deje que jugara libre por el apartamento, a pesar de estar ciego parecía saber exactamente donde estaba y como moverse por el lugar, no me pareció extraño, solo pensaba en lo prepotente que se ha de sentir el pobre animal.
Mientras el jugaba, yo comencé a corregir los primeros errores del libro en mi laptop. Inmediatamente me fui a dormir, todo normal, fue a la mañana siguiente cuando todo comenzó.
Créanme o no, cuando desperté, había frente a mi, yo volteando directamente al techo, un hombre viéndome a los ojos, parado a un lado de mi cama, o eso creía que hacía, pues ese hombre no tenia ojos con que verme, solo veía un par de cuencas vacías, grite como cualquier persona normal lo haría, estaba paralizado, en eso el hombre se deja caer al piso para andar a cuatro patas, se acurruca en una esquina, saca de su bolsa una libreta con una pluma y comienza a escribir.
Tuve la fuerza de levantar la cabeza, el hombre no reaccionó, poco a poco me levante, aprovechando lo concentrado que estaba él en su libreta, me acerqué a la puerta y la intente abrir, tenia algo abajo que lo atoraba, intente sacarlo, cada vez con mas desesperación y sin ningún efecto positivo.
Me acerqué a la ventana, estaba tapizada de mucho papel de libreta, era la base en la que había comenzado a escribir mi libro, apenas pocos rayos de luz entraban, lo suficiente para iluminar la habitación, intente quitarlos pero parecían estar perfectamente aferrados a la ventana, la golpeé sin un buen resultado.
Volteé y desde su esquina el hombre me estaba observando fijamente, con la fuerte oscuridad interna de sus ojos, con mucho miedo y temblando demasiado me esforcé en preguntarle: “¿quien eres?, ¿qué quieres de mi?” recibí un fuerte maúllo a cambio, me hizo pensar un poco y busqué un poco en el cuarto, aun temblando y con su mirada inexistente, fija y penetrante encima de mi, no veía al gato ciego en ningún lado, entonces lo noté, aquello que tanto me observaba era mi gato
Al notar que me había dado cuenta de lo que ocurría, el se me acercó, yo desesperado intentaba alejarme de el en vano, y se arrulló conmigo ronroneando, a estas alturas yo estaba a punto de llorar, cuando vi que se durmió, intenté pensar alguna solución, en ese momento no pude hacer nada, pues si me movía seguro el se despertaría, sin saber como ni porqué, caí dormido.
Desperté y el estaba de nuevo en su esquina escribiendo en su pequeña libreta, esta vez volteando hacia mi varias veces para luego continuar escribiendo en su libreta, me levante, esta vez con mas confianza por que note que el no planeaba hacerme daño, me dio hambre, entonces volvió el pánico de nuevo, estaba encerrado en mi propia habitación, no podía salir a la cocina, no tenia que comer.
Mientras pensaba esto escuché un pequeño crujido, era el estomago del gato, los dos volteamos al mismo punto, su pansa, luego el me volteó a ver a mí, sin nada que hacer, y yo con los nervios de punta por su mirada oscura tan penetrante le dije un poco tartamudo: “no puedo salir a la cocina, solo si me dejas salir podremos comer” al oir esto me observó por dos segundos mas y volvió a su libreta, pensé y busqué soluciones, no había ninguna, estaba y sigo encerrado aquí, con él.
Solo pude pensar en una cosa, en un solo plan: que me rescataran, en menos de una semana la editorial notara que no aparecí, intentaran contactarme, no responderé, hablaran a la policía e irrumpirán aquí, si el gato pudo volverse humano, o humanoide, o lo que quiera que sea eso, podrá volver a lo que antes fue, entonces parecerá que simplemente me encerré yo solo aquí, y el gato saldrá inocente y atrapara a alguien mas, en este momento comienzo a escribir esto, para que cuando entren aquí y me vean muerto de hambre, lean esto y se encarguen del maldito gato.
Han pasado tres días de lo ultimo que escribí, muero de hambre y parece ser que el también, pero no hace nada, sigue escribiendo, sigue observándome, pareciera que me analiza, soy su experimento, soy su muñeco de prueba, ¿Qué quiere de mi?, ¿por qué hace esto?, ¿no fui al único al que se lo ha hecho?, quiero salir de aquí, quiero que ese gato se aleje de mi, no le puedo hacer nada, no cambiaria nada, seguiré atrapado aquí si lo mato, debo seguir su juego, terminar su prueba, quizás así me deje salir, quizás así quede en libertad, solo debo esperar, dejarlo a el terminar, no preocuparme y seguir tranquilo, estoy al borde de la locura, ayuda por favor, AYUDA, AYUDENME, NO QUIERO SEGUIR AQUÍ, AYUDA!”
Texto encontrado junto a un cuerpo dentro del departamento, el cuerpo se encontró en la cama, sobre el un gato negro y sin ojos, al cuerpo le faltaban partes de su piel, debajo de las manos habían restos de carne, los policías antes de leer esto creían que el estrés había llevado al escritor al borde de la locura, para encerrarse el solo y alimentar a su gato y el mismo con su propia carne, el diario encontrado a un lado del cadáver dio a entender otra cosa, en cuanto los policías entraron al cuarto el gato volteó y los miró con la profunda oscuridad de sus cuencas vacias, miro fijo a uno de los policias allí presentes y extrañamente ese fue el único al que el pánico no poselló, tomo al gato entre sus brazos mientras registraban el lugar, al irse todos, y que nadie aun leyera el diario, ese policía se fue directo a su casa con el felino, desde hace 4 días no se tienen noticias de el ni de su familia.
Pulseras.
En los Estados Unidos, cada vez que te internan en un hospital, colocan en tu muñeca una pulsera blanca con tu nombre, para poder identificarte. Sin embargo, existen otras pulseras de colores diferentes, que simbolizan ciertos padecimientos o condiciones médicas. Por ejemplo, las pulseras rojas son colocadas en las muñecas de las personas que acaban de fallecer.
Un joven cirujano, que trabajaba en el turno de noche en un hospital académico, acababa de salir de una operación y se dirigía al sótano. Entró en el elevador, donde sólo había una mujer y entabló una plática casual con ella, mientras el aparato descendía.
Cuando la puerta del elevador se abrió, ambos observaron como otra mujer estaba a punto de entrar y entonces el doctor, de manera precipitada, apretó el botón para cerrar la puerta y presionó rápidamente el botón correspondiente al último piso.
Sorprendida, la mujer reprendió al doctor por su descortesía al no permitir a la otra mujer subir al elevador. El doctor explicó: “Esa es la mujer que acabo de operar. Murió durante la operación… ¿No vio la pulsera roja que llevaba en la muñeca?”
La mujer sonrió, levantó su brazo y dijo: “¿Era una como ésta?”
Un joven cirujano, que trabajaba en el turno de noche en un hospital académico, acababa de salir de una operación y se dirigía al sótano. Entró en el elevador, donde sólo había una mujer y entabló una plática casual con ella, mientras el aparato descendía.
Cuando la puerta del elevador se abrió, ambos observaron como otra mujer estaba a punto de entrar y entonces el doctor, de manera precipitada, apretó el botón para cerrar la puerta y presionó rápidamente el botón correspondiente al último piso.
Sorprendida, la mujer reprendió al doctor por su descortesía al no permitir a la otra mujer subir al elevador. El doctor explicó: “Esa es la mujer que acabo de operar. Murió durante la operación… ¿No vio la pulsera roja que llevaba en la muñeca?”
La mujer sonrió, levantó su brazo y dijo: “¿Era una como ésta?”
Campamento.
Hace unos meses, una amiga mía, quien es una fotógrafa entusiasta de la naturaleza, decidió pasar un día y una noche en un bosque cercano a la ciudad. Quería fotografiar los árboles y la vida silvestre sin interrupciones para completar su portafolio. No tenía miedo de estar a solas, porque ya había acampado muchas veces antes sin compañía alguna.
Armó su tienda en medio de un pequeño claro y pasó el día tomando fotos. Lleno cuatro rollos fotográficos en ese viaje, pero cuando los envió a revelar, vio cuatro fotos que la desconcertaron. Esas cuatro fotografías habían sido tomadas desde el interior de la tienda, mostrándola a ella, completamente dormida, en la mitad de la noche.
Armó su tienda en medio de un pequeño claro y pasó el día tomando fotos. Lleno cuatro rollos fotográficos en ese viaje, pero cuando los envió a revelar, vio cuatro fotos que la desconcertaron. Esas cuatro fotografías habían sido tomadas desde el interior de la tienda, mostrándola a ella, completamente dormida, en la mitad de la noche.
No sólo los perros lamen.
Esto paso en una pequeña ciudad de Francia, salio en casi todos los periódicos locales. Una niña de 9 años, hija única, de padres de gran influencia, tenía todo lo que hubiese querido y deseado una niña, pero con una soledad incomparable. Sus padres solían salir a fiestas de caridad y reuniones del ámbito político, y la dejaban sola.
Todo cambió cuando le compraron un cachorro de raza grande, pasaron los años y la niña y el perro se volvieron inseparables. Una noche como cualquier otra, los padres fueron a despedirse de la niña; el perro ya acostumbrado a dormir con la niña, se ponía debajo de la cama.
Los padres se fueron y pronto la niña se sumió en un sueño profundo, aproximadamente a las 2:30 de la madrugada, un fuerte ruido la despertó, eran como rasguños leves y luego más fuertes. Entonces, temerosa, bajó la mano para que el perro la lamiese (era como un código entre ella y el perro) lo hizo y entonces se tranquilizó y durmió otra vez.
Cuando se despertó por la mañana descubrió algo espantoso: En el espejo del tocador había algo escrito con sangre que decía: "NO SÓLO LOS PERROS LAMEN".
Entonces dio un grito de terror al ver a su perro crucificado en el suelo de su habitación.
Se dice que cuando los padres volvieron estaba totalmente trastornada y solo decía "¿quién me lamió?".
Aún se busca al autor de tal aberración.
Todo cambió cuando le compraron un cachorro de raza grande, pasaron los años y la niña y el perro se volvieron inseparables. Una noche como cualquier otra, los padres fueron a despedirse de la niña; el perro ya acostumbrado a dormir con la niña, se ponía debajo de la cama.
Los padres se fueron y pronto la niña se sumió en un sueño profundo, aproximadamente a las 2:30 de la madrugada, un fuerte ruido la despertó, eran como rasguños leves y luego más fuertes. Entonces, temerosa, bajó la mano para que el perro la lamiese (era como un código entre ella y el perro) lo hizo y entonces se tranquilizó y durmió otra vez.
Cuando se despertó por la mañana descubrió algo espantoso: En el espejo del tocador había algo escrito con sangre que decía: "NO SÓLO LOS PERROS LAMEN".
Entonces dio un grito de terror al ver a su perro crucificado en el suelo de su habitación.
Se dice que cuando los padres volvieron estaba totalmente trastornada y solo decía "¿quién me lamió?".
Aún se busca al autor de tal aberración.
Sarah O'Bannon
Antiguamente, a los ataúdes se les hacía un agujero, conectado a un largo tubo de cobre y a una campana. El tubo permitiría respirar a las personas que fueran tomadas por muertas y enterradas aún con vida.
Una noche, en el cementerio de cierto pueblito, el enterrador local escuchó el tañido de una campana. En ocasiones, los niños trataban de jugarle una broma, y en otras, lo que escuchaba era sólo el viento. Decidió ver cuál era la causa del sonido y se dio cuenta que esta vez, no era ninguna de las dos. Una voz que provenía desde lo más profundo, rogaba por ser desenterrada.-¿Eres tú Sarah O'Bannon?- Preguntó el hombre.
-¡Sí!- Contestó la enmudecida voz.
-¿Naciste el 17 de septiembre de 1827?.
-¡Sí!
-La lápida dice que moriste el 20 de febrero de 1857.
-¡NO! ¡ESTOY VIVA, FUE UN ERROR! ¡DESENTIÉRREME, LIBÉREME!.-Lo siento, señorita- dijo, mientras arrancaba la campana y cubría el tubo con tierra. -Pero ya estamos en agosto. Sea lo que sea, estoy endemoniadamente seguro de que ya no está viva… y de que tampoco volverá a subir-.
Una noche, en el cementerio de cierto pueblito, el enterrador local escuchó el tañido de una campana. En ocasiones, los niños trataban de jugarle una broma, y en otras, lo que escuchaba era sólo el viento. Decidió ver cuál era la causa del sonido y se dio cuenta que esta vez, no era ninguna de las dos. Una voz que provenía desde lo más profundo, rogaba por ser desenterrada.-¿Eres tú Sarah O'Bannon?- Preguntó el hombre.
-¡Sí!- Contestó la enmudecida voz.
-¿Naciste el 17 de septiembre de 1827?.
-¡Sí!
-La lápida dice que moriste el 20 de febrero de 1857.
-¡NO! ¡ESTOY VIVA, FUE UN ERROR! ¡DESENTIÉRREME, LIBÉREME!.-Lo siento, señorita- dijo, mientras arrancaba la campana y cubría el tubo con tierra. -Pero ya estamos en agosto. Sea lo que sea, estoy endemoniadamente seguro de que ya no está viva… y de que tampoco volverá a subir-.
Fotografías.
Una joven que caminaba a casa de la escuela encontró una pila de fotografías polaroid tiradas en el pavimento. Eran en total 20 fotografías, agrupadas con una liga de hule. La joven las tomó, y mientras caminaba, comenzó a mirarlas. La primera foto, era de un espectral hombre blanco en un fondo negro, parado tan lejos de la cámara, que la chica no podía reconocer sus facciones.
La chica paso la foto hacia el final del montón de fotos, y miro la siguiente imagen; La fotografía era del mismo hombre ahora el hombre se veía un poco más cerca.
La chica abanico el siguiente grupo de fotografías rápidamente. Con cada foto, el hombre en la imagen parecía acercarse cada vez un poco más, y sus facciones se hacían cada vez más claras.
Llegando ya a la esquina de su casa, la chica se dio cuenta de que el hombre de las fotos parecía estar viéndola aun cuando ella se movía hacia los lados de la imagen, tú sabes, como en esas horribles muñecas de porcelana. Esto la perturbo, pero aun así continuo viendo las fotos. Una por una.
Para la imagen número 19, el hombre estaba tan cerca, que su cara llenaba completamente el cuadro. Tenía la expresión más horripilante que la chica había visto. Llegando casi a su casa, miro la última foto.
Esta vez, en lugar de una imagen, solo había dos palabras: “Suficientemente Cerca”.
Escuchando un horrible grito fuera de su casa, el hermano de la chica salió corriendo hacia la puerta, y la abrió. Lo único que vio fue una pila de fotografías tiradas en la entrada de su puerta. Extrañamente, la imagen de hasta arriba parecía ser una extremadamente pálida versión de su hermanita; Sin embargo, la chica de la imagen estaba demasiado lejos como para estar seguro de ello…
La chica paso la foto hacia el final del montón de fotos, y miro la siguiente imagen; La fotografía era del mismo hombre ahora el hombre se veía un poco más cerca.
La chica abanico el siguiente grupo de fotografías rápidamente. Con cada foto, el hombre en la imagen parecía acercarse cada vez un poco más, y sus facciones se hacían cada vez más claras.
Llegando ya a la esquina de su casa, la chica se dio cuenta de que el hombre de las fotos parecía estar viéndola aun cuando ella se movía hacia los lados de la imagen, tú sabes, como en esas horribles muñecas de porcelana. Esto la perturbo, pero aun así continuo viendo las fotos. Una por una.
Para la imagen número 19, el hombre estaba tan cerca, que su cara llenaba completamente el cuadro. Tenía la expresión más horripilante que la chica había visto. Llegando casi a su casa, miro la última foto.
Esta vez, en lugar de una imagen, solo había dos palabras: “Suficientemente Cerca”.
Escuchando un horrible grito fuera de su casa, el hermano de la chica salió corriendo hacia la puerta, y la abrió. Lo único que vio fue una pila de fotografías tiradas en la entrada de su puerta. Extrañamente, la imagen de hasta arriba parecía ser una extremadamente pálida versión de su hermanita; Sin embargo, la chica de la imagen estaba demasiado lejos como para estar seguro de ello…
Ángeles Guardianes.
Crees en los ángeles? Si... estos seres alados que vienen del cielo... emm, en fin, ¿Crees en los ángeles guardianes?. Has oído hablar de ellos, ¿cierto? dicen que todos tenemos uno, siempre está a nuestro cuidado en los peores casos.... de verdad crees que es así? No, no lo son, no son ángeles, ni siquiera son buenos ¿sabes?. Pero vaya que siempre están, siempre, tu no los verás, no porque sean invisibles, ellos... simplemente saben que los ignoraras, porque al final, tu no quieres verlos, ¿cierto?. No, no quieres, no te gustaría.
Ahora estás en tu PC leyendo esto, mientras el está detrás tuyo, observándote, cuidando su fuente de alimento, con sus ojos rojos... valla odiosos que son. Ja! pero allí están, si, cuando tu no te das cuenta, cada vez que vas a dormir y miras hacia el techo de tu habitación, no dejes de mirar hacia allí, quizá está al lado tuyo. O cuando duermes, ¿a que no te imaginas? te ve de frente, de hecho, eso le gusta. Cuando estás en la ducha y el jabón entra escurridizamente a tus ojos, está al frente tuyo. Que tal cuando entras a una habitación oscura, tus ojos aún no pueden ver nada, el está frente tuyo, pero tu no quieres que sea así, el lo sabe, así que no importa. A el no le gusta que sepas que existe ¿sabes?. Quizá tu crees que no le conoces, pero si que sabes quien fue, tu claramente te acuerdas de eso cuando vivía.
De hecho ahora está detrás tuyo, si, pero no le mires...se puede molestar.
El Rey Baja
Fue hace tres semanas. Estaba en Google buscando sitios divertidos para ver. Encontré un imageboard muy Peculiar. Todo mundo hablaba crípticamente sin sentido. Ellos decían cosas como “Hiel yo los vi esta noche. La propiedad da nos levantamos en altos 99924028 EL REY BAJA”
Esa era una frase que se usaba con frecuencia. “El Rey Baja.” Primero pensé que era Spam por los números que aludían esa frase, pero…su uso era demasiado frecuente y errático como para ser spam. Había errores ortográficos, y los números no parecían ser al azar.
Decidí, al carajo, voy a ver que diantres pasa con este sitio. Postee en lo que parecía ser un “random board” casi como /b/, (no había tema designado en ningún topic). Yo dije hola, soy nuevo, y quería iniciar un tema divertido. Les dije que pusieran las imágenes mas graciosas que tuvieran.
Ahí empezó por primera vez. recuerdo el primer comentario muy bien, decía: “Bueno ver. ¡Tú junta la AYUDA! ¡AYUDA!” Desde ahí se puso raro. Me dijeron que ignorara “los injertos.” Asumí que era una broma interna. A partir ahí, empezaron a hablar como locos. Posteaban lo que parecían números y letras al azar, caracteres de varios lenguajes (unos pocos parecieron rusos, y medio- orientales, también había coreanos y chinos.)
No tenia idea de lo que pasaba.
Vi la frase de nuevo. Números y luego “El Rey Baja.”
Después de eso, la electricidad se corto. Obscuridad total, me espanté enseguida. revise y los fusibles se habían botado. los cambie, la energía regreso. Cuando regrese a mi computador, estaba la imagen de un pequeñín. Era caucásico, no tenia mas que 10 años.
Me senté, desconcertado, pero curioso. El chico sonrió, y parecía que hablaba, pero no oía nada. Mis bocinas estaban encendidas, así que subí el volumen. Apenas y oía lo que decía. Era un siseado murmullo, subí a todo volumen, y seguía escuchándose el débil murmullo. Sus labios se movían lento.
Pegue oreja al altavoz para oír. Entonces grito, una explosiva y terrible voz que me gritaba como un demoniaco dios. La imagen cambio, El pequeño lloraba, sus ojos sangraban mientras blancas manos le arrancaban la piel de su rostro.
Se fue la luz de nuevo.
Otra vez los fusibles. cuando regreso la energía, Todo normal. Mi computador encendió normalmente, y nada tenebroso paso.
Empece a recibir e-mails. Eran extemadamente crípticos, y llenos de codificados números, casi como los posts. Me enviaron uno que estaba en español regular, que decía, “Solo pásalo, ¡SOLO PÁSALO DIANTRE!.” Y no supe que significaba.
Me levante para tomar agua, y me congele con miedo, de mi techo colgaba un hombre, balanceándose gentilmente. En las paredes, Escrito con sangre seca, decía: “EL REY BAJA.” Para cuando parpadee, la visión se había ido.
Siguió por semanas.
Siguió por semanas.
Regrese al board, Me estaba volviendo loco. Justamente cuando me iba a confinar a un manicomio, Leí un post con tal coherencia: “Pasa a el rey, pasa a el rey.”
El Tema se elimino antes de que siquiera yo pudiera verlo. Hice un nuevo tema, Y cuando teclee, las palabras en mi mente no eran las que aparecieron en pantalla. Mis dedos tenían mente propia. Escribí dos cosas. “HGHSUTHS.” y “4918484 EL REY BAJA.”
Entonces me di cuenta. Estaba pasándola. Las alucinaciones pararon. Estaba Bien. Aprendí como estar seguro.
Lo siento…
HAKKSITMS 44919174 EL REY BAJA…
+ El rey baja | Creepypasta en español http://creepypastas.com/el-rey-baja.html#ixzz2Ojb7bsD1
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